En septiembre de 2024 abrí un plazo fijo en el Banco Sabadell, articulado con una cuenta corriente, pues ofrecían condiciones más ventajosas que el banco anterior.
Contraté por seis meses, de forma que el 5 de marzo de 2025 finalizó el plazo fijo, y las nuevas condiciones que me ofrecieron no me interesaron, por lo que no quise renovarlo.
Unos días después, extendí un único cheque por la totalidad del importe a mi favor, principal e intereses, con las deducciones fiscales correspondientes, y lo ingresé en otro banco de mi confianza.
Una vez que se hizo efectivo el cheque, y en cumplimiento de las normas sobre los talones no usados, devolví el talonario al banco, a excepción del cheque librado, en una clara cancelación de la cuenta, que se quedó sin saldo alguno.
Desde entonces, finales de marzo, he recibido más de medio centenar de llamadas telefónicas, tanto en el fijo como en el móvil, mensajes en dicha terminal, y una docena, al menos, de correos electrónicos, diciendo que les adeudo (según ellos, claro), exactamente 17 euros, por comisiones o descubierto…
¿Descubierto de qué, si ya no soy cliente suyo, y únicamente me limité a llevarme la totalidad de mi dinero…?
Les mandé un correcto y educado correo electrónico, diciéndoles que no les debía nada, y que si consideraban que les adeudaba algo, que me lo explicasen debidamente, pues las deudas no se generan por la simple voluntad del supuesto acreedor.
Han dado la callada por respuesta, pues, obviamente, no tienen razón alguna.
Pero siguen acosándome telefónicamente, a horas intempestivas, por ejemplo a media tarde, cuando estoy felizmente durmiendo la siesta, que por prescripción facultativa debo hacer todos los días.
O a las nueve y media de la noche, una hora también de lo más normal para un banco.
Y, por supuesto, también los sábados y domingos.
Como quiera que he sufrido un ictus cerebral, soy hipertenso, tengo que tomar abundante medicación, etc., y el Código Penal regula en su art. 172 el delito de acoso telefónico, además de otro posible delito de coacciones, estoy grabando todas las llamadas, y el próximo lunes, Dios mediante, a las 8 de la mañana acudiré a la Comisaría de Policía, con todos sus mensajes impresos, para interponer la correspondiente denuncia.
A grandes males, grandes remedios.